Las chicas del balcón (Les femmes au balcon): comedia, terror y sororidad al límite

De qué trata la película

La historia se desarrolla en un barrio de Marsella durante una ola de calor extremo. Tres amigas que son compañeras de piso: Nicole (Sanda Codreanu), escritora voyeur, Ruby (Souheila Yacoub), camgirl liberada y extrovertida, y Élise (Noémie Merlant), actriz en crisis emocional. Desde sus balcones vigilan al vecino de enfrente, sueñan, fantasean. Pero la noche sube de tono: fiestas, tensiones, violencia. Un suceso sangriento marcará un punto de giro donde la amistad, el deseo, la indignación y el poder femenino se mezclan con lo grotesco, lo crítico y lo visceral.


Lo que la película consigue con eficacia

Estilo visual evocador y símbolo del balcón

La película abre con un paseo de la cámara balcón por balcón, un homenaje claro al cine voyerista (La ventana indiscreta), que prepara al espectador para la observación constante. Los balcones no solo son espacios físicos, también son ventanas hacia los deseos, juicios y rupturas internas.

Tono híbrido: comedia, gore, thriller y denuncia

Se inicia como comedia costumbrista: la cotidianidad, la amistad, la sexualidad libre, fantasías vecinales. Luego cambia hacia thriller y horror gore, sobre todo cuando se abordan temas delicados como la violencia sexual, el consentimiento, la opresión masculina. Esa transición sorprende, incomoda, pero también refleja la naturaleza abrupta que puede tener la violencia.

Temas sociales contundentes

Violencia machista, poliamor, sexualidad, libertad, dolor femenino. Las chicas del balcón no rehuye lo político; habla de opresión, de miradas, de silencios. Ruby usa su camgirl-negocio como espacio de agencia, Élise enfrenta la crisis de pareja, Nicole sueña desde la escritura y el balcón.


Puntos que podrían no funcionar para todos

Momentos de desequilibrio narrativo

Al transitar por géneros distintos, hay escenas donde la tonalidad de comedia cuesta mantenerla cuando se introduce violencia explícita. Algunos espectadores podrían sentir que los giros son demasiado bruscos.

Familiaridad con ciertos clichés

Aunque hay originalidad, ciertos elementos del “rape & revenge”, fantasía erótica, voyeurismo o la crisis emocional de la actriz en pareja tóxica pueden sentirse vistos antes para quien consume bastante cine de autor o cine feminista.


Momentos memorables

  • El plano-secuencia inicial recorriendo balcones de Marsella, como apertura de escalofrío voyerista.
  • La escena de Ruby realizando un acto simbólico de liberación (en el retablo cenital inspirada en Pepi, Luci, Bom) y el uso del squirting como modo de romper tabúes.
  • Cuando Élise sufre una agresión y deambula por la calle sacando un pecho como gesto de furia literaria y visual. Esa imagen se vuelve icónica.

Razones para verla (sí / no)

Sí, si:

  • Te interesa el cine contemporáneo que mezcla denuncia social, feminismo y horror.
  • Disfrutas de películas visualmente audaces, con mezclas de géneros.
  • Te conmueve la idea de la amistad femenina bajo el calor, el deseo, la crítica al patriarcado.

No, si:

  • Prefieres películas de terror puro, sin saltos de humor o partes satíricas.
  • No toleras escenas explícitas de violencia sexual o contenido bastante crudo.
  • No te acomoda la mezcla de estética provocadora con crítica social.

Datos curiosos que enriquecen la experiencia

  • Dirigida por Noémie Merlant, quien ya conoces por su actuación en Retrato de una mujer en llamas; ella también protagoniza y coescribe junto a Céline Sciamma y Pauline Munier.
  • Su estreno fue el 14 de marzo de 2025 en Francia.
  • Género mixto: se describe como comedia, terror, thriller, con elementos muy explícitos en lo visual y lo simbólico. No es amable para menores.
  • Ambientada durante una ola de calor, lo que añade tensión física al ambiente emocional de la película. Marsella arde no solo por fuera sino por dentro.

¿Te atreverías a mirar desde el balcón?

La película invita a observar: no solo lo que hacen ellas, sino lo que ocurre cuando nos permitimos mirar, sentir y resistir. Porque Las chicas del balcón no solo critica el mundo, lo atraviesa.

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