Ciudades de papel (Paper Towns, 2015) es mucho más que un romance adolescente. Dirigida por Jake Schreier y protagonizada por Nat Wolff y Cara Delevingne, la cinta adapta la exitosa novela de John Green —autor de Bajo la misma estrella— y nos sumerge en un viaje que combina amistad, misterio y la búsqueda de identidad.
Una búsqueda que cambia todo
La historia sigue a Quentin (Nat Wolff), un joven tranquilo y responsable, cuya vida rutinaria da un giro cuando su vecina Margo (Cara Delevingne), una chica tan misteriosa como fascinante, lo invita a una noche llena de travesuras y complicidad. Pero al día siguiente, Margo desaparece, dejando un rastro de pistas que llevan a Quentin y sus amigos a emprender una aventura que pondrá a prueba su visión del mundo.
Este viaje no solo es una búsqueda de alguien más, sino también un proceso de descubrimiento personal. Quentin aprende que la vida no siempre sigue un guion perfecto y que, a veces, lo que creemos conocer de los demás es apenas la superficie.
Más allá de la idealización
Uno de los temas más poderosos de Paper Towns es la crítica a la idealización. Quentin ha puesto a Margo en un pedestal, como muchos hacemos con las personas que admiramos o amamos en silencio. La película nos recuerda que ver a alguien como un “mito” es injusto, porque los seres humanos son más complejos, frágiles y auténticos de lo que imaginamos.
Este enfoque la convierte en una historia con la que es fácil identificarse: ¿cuántas veces hemos proyectado nuestras expectativas en alguien, solo para descubrir que su realidad era distinta?
Una película fresca y significativa
Aunque está dirigida principalmente al público juvenil, Ciudades de papel logra trascender esa etiqueta. Su ritmo ligero, el humor de los personajes secundarios y la química del elenco hacen que sea entretenida, pero su mayor valor está en el trasfondo emocional.
La cinta es también un retrato de la amistad en un momento crucial de la vida: el fin de la preparatoria. Ese tránsito hacia la adultez, con la incertidumbre del futuro y las despedidas inevitables, le da un aire nostálgico que conecta incluso con los adultos que miran hacia atrás en sus propios recuerdos.
¿Por qué recomendarla hoy?
Porque más allá de su toque de intriga y romance, Ciudades de papel sigue siendo una película que habla de crecer, aceptar y dejar ir. Es ideal para quienes disfrutan de historias que no se quedan en lo superficial, sino que invitan a reflexionar sobre el camino hacia la madurez.
En un mundo donde las películas juveniles suelen ser predecibles, Paper Towns ofrece una mirada distinta: no se trata de alcanzar un final de “cuento de hadas”, sino de valorar la realidad tal cual es.