En 2013, We’re the Millers (Somos los Miller) sorprendió al público con una propuesta tan absurda como efectiva: un falso viaje familiar para transportar droga a través de la frontera. Con Jennifer Aniston, Jason Sudeikis, Emma Roberts y Will Poulter, la película se convirtió en un fenómeno inesperado de la comedia moderna.
Una familia nada convencional
La trama gira en torno a David (Sudeikis), un traficante de poca monta que debe llevar un cargamento desde México. Para no levantar sospechas, forma una “familia falsa” con su vecina stripper (Aniston), una joven fugitiva (Roberts) y un ingenuo adolescente (Poulter). Lo que comienza como un plan improvisado termina generando situaciones absurdas y carcajadas constantes.
Jennifer Aniston y su famoso baile
Una de las escenas más recordadas de Somos los Miller es el sensual baile que Jennifer Aniston realiza como parte del engaño. Lo curioso es que, aunque ya era una actriz consagrada, esta secuencia se volvió viral y mostró una faceta inesperada de ella, sorprendiendo a fans y críticos.
El éxito en taquilla
La película fue un éxito rotundo: recaudó más de 270 millones de dólares en todo el mundo con un presupuesto de apenas 37 millones. Su humor irreverente, mezclado con la química entre los protagonistas, la convirtió en una de las comedias más exitosas de la década.
El “beso incómodo” de Emma Roberts y Will Poulter
Otra de las escenas icónicas fue el beso entre los personajes de Emma Roberts y Will Poulter… justo después de que Jennifer Aniston y Sudeikis los “entrenaran”. El rodaje de esa secuencia fue tan divertido que incluso hubo múltiples tomas por las carcajadas del elenco.
¿Secuela en camino?
Desde su estreno, se ha hablado de una posible secuela titulada provisionalmente We’re Still the Millers, pero hasta ahora no se ha confirmado oficialmente. Sin embargo, el cariño que los fans mantienen por la película mantiene viva la expectativa.
¿Por qué sigue siendo tan popular?
Porque Somos los Miller combina sátira, situaciones exageradas y personajes entrañables en una mezcla que resulta tan incómoda como hilarante. Es de esas comedias que, aunque absurdas, conectan con el público gracias a su frescura.